domingo, 3 de enero de 2010

Cinco cosas que el software libre me ha enseñado

Max Shinn
A High School Student’s Views on Software Freedom

Traducido para Rebelión por Christine Lewis Carroll

Llevo ya unos cuantos años en el mundo del Software Libre donde he aprendido muchísimo. Al principio aprendí a utilizar nuevos tipos de software, a optimizar su uso y a afinar mis habilidades en la programación, pero si me hubiera quedado en ese punto, habría perdido lo más importante, ya que el Software Libre tiene mucho más que ofrecer que la mera informática y las ventajas técnicas. De hecho, la parte técnica es lo menos importante de todas mis experiencias. El Software Libre me ha aportado mucho más que el conocimiento del código fuente y me ha enseñado lecciones que durarán toda mi vida.


El control centralizado no sirve para nada

Cuando un único cuerpo gobernante se hace con el control absoluto de algo, sólo es cuestión de tiempo antes de que su poder aumente considerablemente. Esto se hace supuestamente para evitar la corrupción; sin embargo, el hecho es que la crea. Tomemos como ejemplo a cualquier compañía de software propietario establecida en los años 60 ó 70. Estas compañías prefirieron sacar provecho de su código fuente secreto antes que compartir su software en beneficio del aprendizaje. Con el paso del tiempo, las compañías empezaron a poner mayores obstáculos a los usuarios para frustrar sus planes de no pagar por el software. Fue en este momento cuando se inició el desarrollo de técnicas para proteger el software, tales como las licencias. A medida de que los usuarios iban superando los obstáculos, estas técnicas se endurecían, al tiempo que se castigaba severamente a los usuarios de software propietario casuales (quienes, sin embargo, lo habían usado y pagado de forma legal desde el principio).

Pero aún hay más. Las compañías de software propietario, que se preocupan exclusivamente de eliminar la competencia, no facilitan la compatibilidad entre los formatos de archivo de sus competidores (o lo que es peor, lo hacen de forma incompleta). De esta manera, disminuyen la velocidad de su software con el fin de vender al usuario una “actualización de velocidad” y lo espían para impulsar sus objetivos de marketing. Tampoco les da vergüenza esperar a que estalle la epidemia para poner a la venta las actualizaciones de seguridad. Los usuarios no son libres para corregir nada, ya que una sola compañía controla todos los aspectos del software correspondiente.

El otro día oí una conversación:

“¡Compré un nuevo iPhone el otro día!”

“¡Fantástico! ¿Vas a piratearlo?”

“No lo sé. Conozco a alguien que pirateó su iPhone y lo tuneó. Pero si lo haces, luego no puedes llevarlo a reparar.”

“Yo pirateé mi iPhone. ¡Funciona perfectamente y puedo utilizar todo tipo de aplicaciones que no encuentras en el App Store [la tienda virtual de Apple]!”

Es triste que los usuarios utilicen el término “piratear” para describir el cambio de software en el móvil del que son propietarios. Los usuarios aceptan no poder utilizar una aplicación que no haya autorizado el fabricante porque esta restricción es ya muy común. En el caso del iPhone, los usuarios tienen que decidir si modifican el software del dispositivo de su propiedad (“pirateo”) y se arriesgan a que Apple ejecute una actualización que estropee su aparato, o bien si utilizan un iPhone que funcione como Apple quiere. La compra de un iPhone representa la entrega del control del dispositivo a Apple, ya que esta forma de actuar está firmemente arraigada en la sociedad.

La actitud más adecuada es la filosófica

La diferencia entre el Movimiento de Software Libre y el Movimiento de Código Abierto es significativa. Al profundizar en esta idea, se vuelve más importante todavía. Nadie construiría un rascacielos sin unos cimientos sólidos. De la misma manera, un movimiento basado en el hecho de que una metodología de desarrollo determinada puede producir un software con menos errores, más seguro o con más contenido no tiene sentido. Sobre esta base sin fundamentos, ¿qué problema hay en utilizar Skype [comunicación telefónica por Internet], vinculando a ti y a tus amigos al software y protocolos de una sola compañía? Y las cosas se ponen aún más feas si hablamos del precio. Alguien que forma su opinión sobre estas bases subjetivas estaría tentado a adquirir software de alta calidad sin coste. No afirmo que Microsoft Windows sea de calidad, pero puede no tener coste alguno para los usuarios.

No todo el mundo es carterista. Por qué? No debe ser tan difícil. Si el ladrón sale corriendo, seguramente no lo cogerán, y es un modo rápido de hacerse con algo de dinero. La gran mayoría piensa que robar es malo, y por lo tanto no es carterista. La filosofía de que uno no debe robar está por encima de los beneficios que pueden derivarse de robarle la cartera a alguien. Es la misma razón por la que los veganos no llevan cuero, ni los mormones toman cafeína o alcohol, y los respetuosos con el medio ambiente conducen coches híbridos.

Pero cuando se trata de software, hay menos posicionamiento. Para aquellos “usuarios casuales” que saben algo del Movimiento de Software Libre, pocos toman en serio su filosofía, puesto que crea mucha incomodidad y molestia. ¿Estaríamos dispuestos a desmantelar nuestra propia casa si se descubriera que está asentada sobre un antiguo cementerio? Puesto que crea tanta incomodidad y dicho desmantelamiento sería escandalosamente caro, los afectados prescindirían de la vertiente ética afirmando que tampoco tenían una opinión formada sobre el tema antes de que afectara su vida. Es verdad que la casa descansa sobre zona sagrada, pero como nadie informó al inquilino antes de la compra, la responsabilidad reside en otra parte.

Si nos basamos en la filosofía y los valores al tomar nuestras decisiones diarias, es imposible tener remordimientos. Primar la ética sobre la comodidad puede ser difícil a veces, pero ayudará a crear soluciones duraderas más significativas.

Una mente abierta y creativa hace maravillas

Antes de que me sumergiera en el mundo del Software Libre, tenía opiniones, ideas y creencias distintas de las que poseo hoy. El Software Libre me abrió la mente a conceptos nuevos y desconocidos; un mundo que existía desde hace tiempo sin mi conocimiento. Si una persona como yo, bastante enterado de la tecnología existente, no conocía ni siquiera todo sobre el software, entonces la información realmente disponible tenía que ser inmensa.

Uno de los elementos más valiosos de la comunidad del Software Libre es la enorme diversidad de personas e ideas. El sitio web stallman.org de Richard Stallman es el mejor ejemplo de esta afirmación. La mayoría de sus ideas y opiniones, sobre todo políticas, son poco ortodoxas y no ampliamente aceptadas. Antes de conocerlo, me tomaba a Ralph Nader a broma. Al conocer a alguien que lo apoyara, me familiaricé con sus ideas. Y dio la casualidad de que estaba de acuerdo con algunas opiniones de Nader. Cesé en mi aversión sin fundamento del candidato del tercer partido y aumentó mi respeto por él.

También se pueden extraer lecciones de mi propia vida. Soy compositor, y uno de los mayores obstáculos con los que me he topado al cambiar al Software Libre ha sido el programa de composición tipográfica para partituras. Durante bastante tiempo, utilicé “Wine” para ejecutar un software propietario, puesto que ninguna de las demás opciones disponibles hacía lo que yo quería. O por lo menos así pensé yo. Había probado paquetes de Software Libre: Rosegarden, MuseScore, Lilypond, Canorus... Me convencí a mí mismo, ya que ninguno de ellos se comportaba exactamente de la misma manera que el software propietario, que ninguno valía. Algún tiempo después, decidí utilizar exclusivamente Software Libre. Me obligué a utilizar MuseScore para la siguiente composición. Al terminar el proyecto, ya se me había olvidado cómo utilizar esta basura de software propietario. MuseScore hacía todo lo que le pedía y más. Es verdad que se comportaba de manera distinta, pero era más eficaz y ¡estaba utilizando Software Libre! Maté dos pájaros de un tiro.

Es fundamental para los desarrolladores de software abrir la mente a ideas creativas, con el fin de desarrollar soluciones prácticas. La mayoría de las personas que desarrollan Software Libre trabajan de forma autónoma y eligen en qué quieren trabajar. (Incluso en las grandes corporaciones, muchos desarrolladores tienen bastante libertad en este sentido.) Sus superiores no los mandan implementar atributos específicos, ni los clientes incluir cierta característica. Trabajan porque quieren facilitar sus propias tareas, dar mejor asistencia a los usuarios, o mejorar sus proyectos de software. Hay mucho espacio para la experimentación. Uno de los argumentos principales para apoyar el Software Libre es no reinventar la rueda; sin embargo, en casi todos los nichos de demanda de software, hay por lo menos dos opciones igualmente eficaces: KDE y Gnome; Grub y Lilo; OpenOffice y Koffice; Emacs y Vi; y sigue. Esto es así porque los desarrolladores tuvieron ideas distintas sobre el diseño de una aplicación, qué características debían incorporarse, y las metas del proyecto. En todos los casos arriba mencionados, la sinergia creada sirvió para enriquecer ambos proyectos. Dicho de otra manera, el contraste de ideas hacía que éstas se complementasen.

El conocimiento debe compartirse

A mediados de la década de los 50 del siglo XIX, al comienzo de la Revolución Industrial en Gran Bretaña, se intentó imponer una cuarentena sobre las ideas. Al ser el primer país en implantar la revolución industrial, se intentó que los diseños de maquinaria no fueran exportados, con el objetivo de asegurar su propia prosperidad económica. Fue un fracaso. Creer que podían impedir la propagación de una idea fue el colmo de la ingenuidad. “Si los dos tenemos una manzana, y las intercambiamos, seguimos teniendo una manzana. Pero si los dos tenemos una idea, y las intercambiamos, cada uno tiene dos ideas.”

Algunas compañías intentan restringir el flujo de conocimiento, confiando en que nadie se va a enterar. Creen que al colocar DRM [Digital Rights Management, Gestión Digital de Derechos, tecnologías de control de acceso a dispositivos o medios digitales] en los medios digitales impedirá el pirateo, que los procedimientos de activación de producto evitarán que estos medios se compartan o que la información puede contenerse. Incluso antes de la aparición de Internet, la información y la llamada “propiedad intelectual” podían intercambiarse y de hecho se intercambiaban. Pero las corporaciones se fueron obsesionando cada vez más con el control de la difusión de información.

Esta situación se produce también en condiciones altamente protegidas. El escándalo Watergate fue filtrado a la prensa por uno de los colaboradores más cercanos al Presidente Nixon. Se descubrió recientemente que Microsoft utilizaba un código robado a un competidor en una red social, aunque éste nunca había sido liberado. Las fotografías de las protestas en Irán en junio de este año circularon por Internet, a pesar de los esfuerzos por parte del gobierno de impedir su difusión. Hay más ejemplos, pero todos tienen el mismo elemento común: No se puede impedir el flujo de información.

Así que, en vez de trabajar para impedir la difusión de información, ¿por qué no fomentarla? ¿Por qué no extender las ideas, capacidades y operatividad de un software a la mayor cantidad posible de personas, y encender la llama? Hay muchas maneras de hacer dinero; cuesta el mismo tiempo y esfuerzo crear un software atractivo para mucha gente que impedir su uso. Es una forma de proceder que parece estúpida; sin embargo, es la más tradicional y conservadora. Los productos físicos deben tratarse de forma diferente al conocimiento. Los gobiernos pueden apoyar el proceso de vender conocimiento de la misma manera que un producto físico, aunque debido a su naturaleza, nunca será igual.

Cualquiera puede contribuir

Cuando empecé en el mundo del Software Libre, quería contribuir, pero pensé que un estudiante de 8º no tendría nada que aportar. Me equivoqué, y me uní al equipo de documentación de Joomla!, redactando y editando parte del paquete de software. En esos momentos, la documentación era lo que más faltaba en la comunidad de Software Libre. Al aprender a programar en PHP [un lenguaje de programación], desarrollé algunas modificaciones para el Sistema de Gestión de Contenidos puesto que lo conocía bien. Fueron pequeños cambios, ya que yo tenía poca experiencia, pero su difusión fue amplia. Luego abordé aplicaciones y contribuciones mayores. Los usuarios de mi software enviaban con frecuencia correos electrónicos informándome de lo valioso de mi contribución.

No importa lo que hagas, todo contribuye. Si encuentras un virus, ¡dilo! La primera vez que informas de ello, será algo más inseguro, pero ¿de qué otra manera se aprende a informar? Tus advertencias harán que el software sea mejor para todo el mundo y quizás impidan la pérdida de datos a alguien. Si se te da bien escribir, puedes escribir algún documento o mejorar tu aplicación favorita de Software Libre, y así facilitar el proceso de aprendizaje, a veces frustrante, a otros. La traducción de documentación o de una aplicación abre el alcance del software a mucha más gente. Se puede conversar sobre el Software Libre y promocionarlo más formalmente; esto da lugar a nuevas filosofías además de facilitar que el software llegue a más gente.

Dar las gracias a alguien que está trabajando en un proyecto también sirve. El Software Libre no lo escriben las máquinas; lo hace un sinfín de personas que invierte diariamente mucho tiempo a esta tarea. Mostrar agradecimiento ayuda a los desarrolladores a saber que su trabajo es importante.

Ahora, quiero que el lector se imagine cómo sería el mundo del Software Libre si nadie creyera que tuviera algo que contribuir. Se desarrollaría poco Software Libre, y podría no ser distribuido de forma pública. Un sistema operativo completamente libre sería impensable, ya que sólo existirían pequeños proyectos de investigación. Las compañías de software, sin confianza en su capacidad para tener éxito con Código Abierto, desarrollarían software propietario. El Movimiento de Software Libre no existiría y Richard Stallman no habría iniciado el proyecto GNU si creyera que no tenía nada que aportar.

Es tan fácil imaginar cuan horrible sería el mundo de Software Libre descrito así, entonces ¿por qué se permite que esta hipótesis se deslice en el mundo real? Como el mundo es mucho más grande que el del Software Libre, los usuarios tienden a pensar que sus acciones significan poco. Sin embargo, parecen olvidarse que mientras algunas acciones no incidirán directamente en todos, cualquier acción que realicemos afectará a alguien. Y quizá, cuando sumemos nuestras acciones y las de otros, estemos cambiando el mundo día a día.

Nuestras acciones significan tanto que es vital que ninguna entidad por si sola, sea corporación, gobierno u otro, nos quite la libertad para expresarnos libremente. Porque si no, no estaríamos cambiando el mundo como nosotros queremos, sino como quiere el poder en cuestión. Es esencial que mantengamos una actitud filosófica de forma que nuestros principios respalden nuestras acciones. Incluso si tomamos una decisión desacertada, lo hemos hecho racionalmente, y esto lo valorarán los demás. Es fundamental que tengamos la mente abierta para que ninguna buena idea pase inadvertida, y una mente creativa para generar buenas ideas por nosotros mismos. Lo que uno considera insignificante puede inspirar a otro. Es vital que haya un flujo ininterrumpido de conocimiento, y que la información no se retenga para el beneficio de unos a coste del de otros. El conocimiento y la información son los fundamentos del cambio. Estos conceptos son vitales no sólo para el software, sino también para la vida diaria.

Y pensar que hay quien sólo ve los beneficios técnicos.

Fuente: http://trombonechamp.wordpress.com/2009/12/20/five-things-free-software-has-taught-me/