Dolors Reig (dreig) | Tuesday, May 22nd, 2012 | fuente: el caparazón
   
    
   
   El título podría aparecer en el blog de Facebook después de 
algunas de las declaraciones de Zuckerberg a lo largo de la historia. 
También lo suscribiríamos aquí, o en 
Socionomía,
 cuando determinábamos la transparencia como una de las actitudes 2.0 
dignas, en este caso, de ser cooptadas a pesar de sus citados orígenes 
interesados. Sea como sea, el tema de la privacidad aparece en cada 
debate sobre la bondad de las redes sociales, en un sentido positivo en 
cuanto a la investigación médica y normalmente en negativo en cuanto a 
la realidad, pero también las variadas exageraciones acerca cómo 
gobiernos y empresas nos observan.
Se trata, comentamos a menudo, de una preocupación que tiende a 
desaparecer. Así, desde la práctica de formación en social media, 
observamos en las aulas cómo la cuestión suele destacar en mayor medida 
cuanto mayor es la edad de los que se muestran afectados, resultando 
incluso irrelevante, según algunos estudios, en la adolescencia. Una 
polémica investigación refuerza estas impresiones y motiva este post:
El nuevo panóptico:
Denominado 
proyecto Blackberry,
 se trata de un controvertido estudio académico que recrea la conocida 
idea, observando los textos, imágenes, IM, mensajes de Facebook emitidos
 desde Blackberry “trucadas” de 175 pre-adolescentes durante 4 años. 
Medio millón mensual de mensajes en una base de datos en beneficio de la
 ciencia social y perjuicio de de la privacidad a cambio de un 
smartphone libre y un plan ilimitado de mensajes de texto para los 
participantes.
Los datos están siendo analizados y arrojan las primeras curiosas conclusiones, aunque serán muchas más en un futuro:
-Contra otras investigaciones, chicos y chicas parecen “textear” con 
la misma frecuencia, de unos 110 mensajes diarios y sin grandes 
diferencias entre ellos. ¿Empieza a hacerse realidad el cyborg andrógino
 que reúne lo mejor de ambos sexos y diluye las diferencias? 
 
-El número de mensajes no correlaciona con problemas de conducta. Sí lo hace, obviamente, el contenido de los mismos.
La edad de la muestra constituye, creo, la mayor debilidad del 
estudio: de 9 a 13 años, tiempos en los que probablemente ni a los 
adolescentes de hoy ni a los de ayer les preocupaba demasiado la 
cuestión de la intimidad. Extraña, eso sí, la actitud de los padres, que
 aceptaron como sus hijos la promesa de que nunca se rompería la 
confidencialidad sin problemas.
En fin… que parece que  el tema sigue adelante, así que estaremos 
atentos a los resultados que pueda desvelar, que de cualquier modo serán
 interesantes para psicólogos sociales, sociólogos, comunicólogos y 
demás interesados en conocer las lógicas del nuevo individuo conectado.
Sociedad de la transparencia:
De momento y en el mismo sentido que titula este artículo, me han parecido también interesantes una serie de encuestas desde 
Zogby/Congressional Internet Caucus Advisory Committee, que concluyen que 
los jóvenes de 18 a 24 años tienen percepciones sobre la privacidad distintas del resto, cercanas al concepto de 
sociedad de la transparencia:  
No hay dudas en cuanto a que nada es ya lo mismo y 9 de cada 10 Estadounidenses creen que 
Internet ha cambiado nuestras expectativas en cuanto a privacidad.  De acuerdo con los resultados de la encuesta:
– Solamente el 35.6 por cien de la gente de 18 a 24 años considera 
que alguien que postea una imagen de uno en una piscina está violando la
 privacidad, comparado con el 65,5% del resto.
– Solamente el 19.6 por cien de la gente de 18 a 24 años considera que 
exponer su perfil en una red social de citas sería una invasión a la 
privacidad, comparado con el 54.6 por ciento del resto.
De forma coherente con nuestras hipótesis, las nuevas generaciones 
(18 a 24 años) también parecen distintas en cuanto a las relaciones 
sociales en la era de internet, con el 45.4 % destacando que han roto 
alguna relación sentimental usando un mail o mensaje de texto, en 
comparación con el 7.6 % del resto del grupo.  Además, parece que “los 
sueños de la razón que generaban monstruos” empiezan a ser historia, que
 los prejuicios empiezan a desvanecerse, de forma que los políticos más 
implicados en el nacimiento de internet (como Al Gore), no recibirían 
penalización electoral por ello (como pasó en efecto en el 2000), sino 
todo lo contrario, entre los más jóvenes.
Finalmente aumenta también la percepción de la red de redes como 
TEP,
 como instrumento para la liberación democrática de los pueblos, 
mostrando el mismo estudio cómo los jóvenes estadounidenses concuerdan 
en afirmarlo en el caso Chino sobre el que se les cuestiona.
Parafraseando algo que repetimos a menudo, hay que tener en cuenta 
pero no obsesionarse con los límites hasta un punto que impida disfrutar
 de las oportunidades…