los medios de comunicación han adquirido un papel preponderante, como elemento de control del “rebaño desconcertado”. Este término fue utilizado por primera vez por Walter Lippmann, un influyente analista político estadounidense, para referirse a...
En los tiempos actuales, los medios de comunicación han adquirido un papel preponderante, como elemento de control del “rebaño desconcertado”. Este término fue utilizado por primera vez por Walter Lippmann, un influyente analista político estadounidense, para referirse a la gente del común. Según él, la democracia moderna consiste en dos grupos de personas: un grupo de personas inteligentes, que controlan y manejan la sociedad y los mercados; son los que piensan y los que entienden. Es un grupo minúsculo. El otro grupo, la gran mayoría, es el grupo de los espectadores, quienes –como vivimos en una Democracia- tienen cada cuanto el derecho a elegir quién les va a gobernar, pero el resto del tiempo deben convertirse en espectadores y estarse callados. Hay que controlarlos. Porque, como dijo Lippmann:”Cuando el rebaño desconcertado brama y pisotea, hay que tenerle miedo”. ¿Y cómo lo controlamos? A través del llamado ´cuarto poder´: los medios de comunicación.
Para los revolucionarios es de vital importancia darnos cuenta de la manipulación mediática a la que estamos sometidos, día tras día, en este país. En todos los países del mundo se encuentra una cierta dosis de
manipulación de los medios masivos de comunicación; a través de la elección de las noticias que se emiten (Qué se transmite y qué no? Quién las escoge? Con qué fin?) y, de forma más directa, a través de eslóganes, propagandas que incitan al consumismo, películas con mensajes subliminales, etc.
El primer ejemplo conocido en la historia de una manipulación masiva de los medios de comunicación fue un proyecto llevado a cabo por la llamada “Comisión Creel”, bajo el mandato del presidente Woodrow Wilson en 1916. El presidente había decidido la participación estadounidense en la guerra que se estaba desatando en Europa. Pero había un solo problema: la población norteamericana era pacífica y no veía ninguna razón para entrometerse en una guerra en el Viejo Continente. Entonces, la Comisión Creel –una comisión de propaganda gubernamental- empezó un intenso trabajo en los medios de comunicación en contra de los alemanes, y el éxito fue abrumador. En menos de un año, lograron desatar una histeria colectiva frente a los alemanes. El pueblo norteamericano, como un solo hombre, apoyó a su presidente y su decisión de tomar parte en la guerra.
Después de la guerra avivaron un proyecto de propaganda que ya había sido utilizado anteriormente para destruir sindicatos, restringir la libertad de prensa y de expresión, conocido como Miedo Rojo. El nombre nos indica de qué se trataba: influir en la opinión pública sobre la necesidad de exterminar el comunismo a nivel mundial. Para eso se difundieron todo tipo de cuentos a amplia escala, la gran mayoría inventados por los maestros. Los comunistas quieren prostituir todas las mujeres; quieren volver los niños propiedad colectiva, etc. Durante mucho tiempo tuvieron éxito, pero después de la caída de la Unión Soviética, la idea perdió vigencia, por lo que buscaron- y encontraron- otro enemigo: La Red Terrorista. Como ellos se encuentran en cualquier país del mundo, son muy útiles para justificar una intervención directa o indirecta en cualquier parte. Y el pueblo norteamericano aplaude “el sacrificio” que hace su gobierno para evitar otro atentado terrorista, como el de las torres gemelas.
Para el gobierno colombiano y sus medios de desinformación, los métodos utilizados por estos maestros de la manipulación son papita frita. Desde los tiempos de Marquetalia llevan aplicándolos, cada vez con más fuerza y más descaro, y la pregunta es: ¿Hasta qué punto los colombianos seguimos tragando cuento? Mediante el uso sistemático de eufemismos, hipérboles, eslóganes vacíos, términos peyorativos y la mentira, tratan de mantener “el rebaño desconcertado” adormilado, desorientado y, en lo posible, con un punto de vista fascistizante.
A continuación veremos una clasificación de estos métodos utilizados por el gobierno y los medios:
Los eufemismos
El uso de eufemismos es frecuente cuando se trata de crímenes cometidos por el Estado colombiano. Un eufemismo es el uso de una palabra que suena suave, agradable, para referirse a algo que en realidad es espantoso. Tan espantoso que toca disfrazar la palabra para que el rebaño no salga a correr. “Falsos positivos” para referirse a asesinatos selectivos de la población por parte del Estado, además de que estos “falsos positivos” son siempre “casos aislados”. El término “limpieza social” se refiere a la matanza de personas no deseadas por el régimen, como prostitutas, indigentes, o simplemente gente pobre que anda por la calle en una hora “sospechosa”. Rara vez se utiliza el término “corrupción” para referirse a ella, sino que se utiliza “Agro Ingresos Seguros”, “Carrusel de las contrataciones” y otros términos por el estilo.
La falsa desmovilización del frente guerrillero Cacica La Gaitana ya no es falsa, sino que presentó “irregularidades en el proceso”.
Las hipérboles
Los medios utilizan todo tipo de hipérboles –exageraciones- a la hora de transmitir un hecho. Todos los explosivos o armamento de las FARC que encuentran “iban a ser utilizados para atacar a la población civil”. Los soldados son los “héroes de la patria”. La mujer de Juan Manuel Santos ha sido llamada la “reformadora”, “la superministra” y “la mujer detrás del trono”, porque es la alta consejera para el Buen Gobierno y la Eficiencia Administrativa…¿Dónde la ponemos? Según Juan Manuel Santos, la farsa de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras es “una gran revolución agraria”. Hasta la fecha se han entregado tierras a 304 familias, excelente resultado si consideramos que Colombia actualmente cuenta con aproximadamente 5 millones de desplazados por la violencia paramilitar, según el último informe de CODHES.
Eslóganes vacíos
Son frases completamente despojadas de cualquier significado político, repetidas hasta la saciedad. Colombia somos todos. Yo soy Colombia. Todas estas frases giran alrededor de un tema: el orgullo de ser colombiano. Y quién va a estar en contra de eso? Nadie. Y de eso se trata: Utilizar eslóganes que no permitan que los colombianos nos planteemos otros asuntos más importantes. Distraer la atención de los problemas verdaderamente trascendentales, ahí estriba la importancia.
Otro ejemplo son los eslóganes utilizados para ganar apoyo a la política de seguridad democrática, que no es más que la Teoría de Seguridad Nacional, diseñada por los Gringos, con otro disfraz. Colombia, el riesgo es que te quieres quedar. Ama a Colombia, viaja por ella. ¿Qué pasaría si la frase fuera: El resultado ha sido deplorable, pero siga apoyando la seguridad democrática? ¿La seguimos apoyando?
Y para cerrar esta idea, voy a citar el siguiente párrafo de la revista Semana: “(…) los dos últimos gobiernos en Colombia han diseñado sofisticadas políticas de comunicación estratégica desde la Presidencia que han resultado muy efectivas. (…) incorporan nuevos medios de comunicación –diferentes a los tradicionales- y que les ha permitido mantener la iniciativa con innegables ventajas para los puntos de vistas oficiales sobre los de la oposición. Los llamados ´Spin Doctors´ – expertos en comunicaciones estratégicas- han servido como antídotos para prevenir las quemaduras que produce tener el ´sol a las espaldas´”. Todo esto para decir que en Colombia manipulan los medios de comunicación. Sin más comentarios.
Los términos peyorativos
Quiere decir: términos despectivos, que tratan de desacreditar a cualquier persona u objeto, con el fin de generar una opinión pública desfavorable al respecto. En el caso colombiano, los medios han mostrado una asombrosa capacidad de desarrollar tales palabras. Ahí está el clásico ejemplo de los bandoleros, los narcobandoleros, los narcoterroristas, los delincuentes, etc. Pero hay otros ejemplos, menos evidentes. Los guerrilleros son “dados de baja”, mientras que los soldados del ejército son “vilmente asesinados”. Cuando la guerrilla entra en un casco urbano, está “incursionando”, mientras que el ejército “hace presencia” (y no falta la viejita forzada a declarar delante de las cámaras que se siente protegida, ahora que las Fuerzas Militares están en la zona. “Gracias, señor presidente”). Los prisioneros de guerra en manos de la guerrilla son convertidos en “secuestrados”. El comandante Jorge Briceño era el “verdugo” de la población de la Macarena, olvidándose del hecho que él se encargó de construir carreteras, puentes, puestos de salud, acueductos, en aras de mejorar la vida de la gente.
El uso de la mentira
Hay muchas cosas presentadas por los medios como hechos, verdades, y que con un poquito de investigación seria son desenmascarados como simples mentiras. Por ejemplo, sería posible que en las filas de las FARC violan las mujeres, mientras que al mismo tiempo un 40% de sus combatientes son de sexo femenino? ¿Es posible que Ingrid Betancurt durante el corto viaje en helicóptero después de su liberación se recuperara por completo de la deplorable situación de salud en la que se encontraba?
Las Bacrim son expresiones del narcotráfico, y claro que no tienen nada que ver con las AUC de siempre. ¿Porque cómo lo explicamos si las AUC se desmovilizaron durante el proceso de Justicia y Paz en Ralito? Son mentiras repetidas mil veces por los medios, para que se vuelvan verdad. Así lo dijo Goebbels, jefe de propaganda del Tercer Reich y la regla ha resultado ser muy eficaz. Si todos los días, durante 1, 2 o más horas, tienes enfrente un aparato diciendo que tú eres un idiota, terminas creyéndolo. Esto se llama lavado de cerebro y la CIA ha hecho unos experimentos de interés al respecto.
Casos especiales
Hay algunos casos emblemáticos de proyectos en que son combinadas varias de las maniobras anteriormente mencionadas, y que son de una magnitud que –a mi parecer- no se han dado en ningún otro país del mundo. El primer caso es el de la llamada campaña en contra del secuestro. Un periodista, supuestamente amenazado por la guerrilla, sale ´refugiado´ del país y monta en España un programa de enormes dimensiones para aglutinar pueblo alrededor del “No al secuestro”, que a veces cambia misteriosamente a “No a las FARC”, “No a la violencia” y otras consignas. En esta programación encontramos hipérboles, términos peyorativos y muchos eslóganes vacíos, ni hablar de la temática completamente unilateral. Sería interesante hacer una investigación más exhaustiva frente al tema. Lo cierto es que el señor Herbin Hoyos se volvió un gurú en materia de manipulación de la opinión pública.
Una mención especial merece también la telenovela “Francisco el matemático” en la cual se han combinado dos elementos: La distracción de las mentes de la “chusma” y la propaganda directa al ejército nacional. En la novela, las escenas sobre los problemas cotidianos de los jóvenes (estrato 5 y 6 por supuesto) son intercaladas con escenas sobre jóvenes soldados, y – oh, qué sorpresa- resultan tener los mismos problemas, alegrías y tristezas. El espectador se va poco a poco identificando con los Héroes del Ejército Nacional, y ahí radica la clave.
Libertad de prensa?
El capitalismo y sus medios de comunicación en Colombia han aprendido bien las lecciones de sus amos gringos, sobre cómo controlar la opinión pública para mantener controlado también al “rebaño desconcertado” de Walter Lippmann; a la gente del común, que muchas veces no hacemos sino absorber la información que nos ofrecen en un plato dorado, lista para ingerir. Es menester hacer un análisis crítico y una lectura más a fondo de esa información. Utilicemos la información, no para que ocupe un archivo temporal en nuestro cerebro, sino para formularnos preguntas y crear ideas propias a partir de ahí. Bramar y pisotear es la consigna.
Fuentes: Chomsky, Noam: El control de los medios de comunicación, Revista Semana, Edición número 1550, enero del año 2012
*Escrito por Alexandra - Guerrillera FARC-EP-
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