Frente a la
revolución tecnológica y cultural, los detentores de controlar la información a
lo largo de la historia, es decir, los estados y las iglesias, reaccionaron con
preocupación frente a un instrumento de comunicación horizontal y libertario. Y
hoy hay una batalla por la libertad en la red.
Internet, una
arquitectura de libertad, es controlable?
Los flujos en
Internet interpretan la censura (o interceptación) como un fallo técnico y
encuentran automáticamente una ruta distinta de transmisión del mensaje. Al ser
una red global con poder de procesamiento de información y comunicación
multinodal, Internet no distingue fronteras y establece comunicación
irrestricta entre todos sus nodos. La única censura directa posible de Internet
es no estar en la red. No se puede estar "un poquito" en Internet.
Existe, sí, la posibilidad de
emitir mensajes unidireccionales propagados en
Internet, sin reciprocidad de comunicación, en la medida en que los servidores
de un país (por ejemplo, Afganistán) permanezcan desconectados de la red
interna.
Sin embargo, si la
red es global, el acceso es local, a través de un servidor. Y es en este punto
de contacto entre cada ordenador y la red global en donde se produce el control
más directo. Se puede, y se hace en todos los países, negar acceso al servidor,
cerrar el servidor o controlar quién comunica qué y a quién mediante una
vigilancia electrónica de los mensajes que circulan por el servidor. Pero los
censores no lo tienen tan fácil como parece. Primero, porque en algunos países
hay una protección legal considerable de la libertad de expresión y
comunicación en Internet.
Si no se pueden
censurar las comunicaciones en Estados Unidos, siempre hay formas de conectar a
cualquier nodo en la red, pasando por Estados Unidos.
Los censores
tienen, sin embargo, el recurso de desconectar el servidor, de penalizar a sus
administradores o de identificar el origen o al receptor de un mensaje no
permitido y reprimirlo individualmente. Eso es lo que hacen los chinos y tantos
otros, asiduamente, y eso es lo que pretende la legislación que se propone en
algunos países europeos, España entre otros.
Ahora bien, la represión
no es lo mismo que la censura. El mensaje se comunica, las consecuencias llegan
luego. De modo que, más que bloquear Internet, lo que se puede hacer y se hace
es reprimir a quienes hacen un uso indebido según los criterios de los poderes
al uso. Por eso tienen razón tanto los que declaran Internet incontrolable como
aquellos que lo consideran el más sofisticado instrumento de control, en último
caso bajo la égida de los poderes constituidos. Técnicamente, Internet es una
arquitectura de libertad. Socialmente, sus usuarios pueden ser reprimidos y
vigilados mediante Internet. Pero, para ello, los censores tienen que
identificar a los transgresores, lo cual implica la definición de la
transgresión y la existencia de técnicas de vigilancia eficaces.
Las principales tecnologías
de control son tres: de identificación, de vigilancia y de investigación. Las
principales tecnologías de identificación son las contraseñas, los cookies y
los procedimientos de autenticidad. Los cookies son marcadores digitales que
los web sites insertan automáticamente en los discos duros de los ordenadores
que los conectan. Una vez que un cookie entra en un ordenador, todas las
comunicaciones de dicho ordenador en la red son automáticamente registradas en
el web site originario del cookie. Los procedimientos de autenticidad son
firmas digitales que permiten a los ordenadores verificar el origen y
características de las comunicaciones recibidas.
Generalmente,
utilizan tecnología de encriptación. Trabajan por niveles, de modo que los
servidores identifican a usuarios individuales y las redes de conexión
identifican a los servidores.
La red no se
controla, pero sus usuarios están expuestos a un control potencial de todos sus
actos más que nunca en la historia.
Las tecnologías de
encriptación permiten mantener el anonimato del mensaje y borrar las huellas
del camino seguido en la red, haciendo difícil, pues, la interceptación del
mensaje y la identificación del mensajero. Por eso, la batalla sobre la
encriptación es, desde el punto de vista técnico, una batalla fundamental por
la libertad en Internet.
En realidad, lo
más importante no es la tecnología sino la capacidad de los ciudadanos para
afirmar su derecho a la libre expresión y a la privacidad de la comunicación.
Los hackers y su
cultura son una de las fuentes esenciales de la invención y continuo desarrollo
de Internet. Los hackers no son lo que los medios de comunicación o los
gobiernos dicen que son. Son, simplemente, personas con conocimientos técnicos informáticos
cuya pasión es inventar programas y desarrollar formas nuevas de procesamiento
de información y comunicación electrónica (Levy, 1984; Raymond, 1999). Para
ellos, el valor supremo es la innovación tecnológica informática. Y, por tanto,
necesitan también libertad. Libertad de acceso a los códigos fuente, libertad
de acceso a la red, libertad de comunicación con otros hackers, espíritu de
colaboración y de generosidad (poner a disposición de la comunidad de hackers
todo lo que se sabe, y, en reciprocidad, recibir el mismo tratamiento de
cualquier colega). Algunos hackers son políticos y luchan contra el control de
los gobiernos y de las corporaciones sobre la red, pero la mayoría no lo son,
lo importante para ellos es la creación tecnológica. Se movilizan,
fundamentalmente, para que no haya cortapisas a dicha creación.
Stallman un
estudiante, sustituyó el copy right por el copy left. Es decir, que cualquier
programa publicado en la red por su Fundación podía ser utilizado y modificado
bajo licencia de la Fundación bajo una condición: difundir en código abierto
las modificaciones que se fueran efectuando. En 1991, otro estudiante de 21
años, Linus Torvalds, diseñó un sistema operativo para su PC siguiendo las
reglas del juego, publicó la fuente de su código en la red, solicitando ayuda
para perfeccionarlo. Cientos de programadores espontáneos se pusieron a la
tarea, desarrollando así el sistema operativo Linux siempre en código abierto y
sin derechos de propiedad sobre él.
Los hackers han
sido fundamentales en el desarrollo de Internet. Fueron hackers académicos
quienes diseñaron los protocolos de Internet. Un hacker inventó el correo electrónico
en 1970. Hackers estudiantes inventaron el módem, los chats, las listas
electrónicas y todas las aplicaciones que hoy estructuran Internet.
Las organizaciones
de poder, a lo largo de la historia, han hecho del secreto de sus
comunicaciones un principio fundamental de su actividad. Dicho secreto se
intentó proteger mediante la encriptación, es decir, la codificación del
lenguaje mediante una clave secreta sólo conocida por la organización emisora
del mensaje y el destinatario del mensaje determinado por dicha organización. La
encriptación es el principal campo de batalla tecnológico-social para la
preservación de la libertad en Internet.
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